TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN

las distorsiones cognitivas respecto al peso pueden provocar un trastorno de alimentacion



El garabato de un niño
es tu cuerpo de mujer
rectas, curvas,
curvas, rectas,
imposible de aprender

Antonio Flores





Los trastornos del comportamiento alimentario son una serie de alteraciones conductuales de diferente severidad, que afectan a todos los grupos de edad, siendo más prevalente en las mujeres jóvenes.


A pesar de que en principio estarían contemplados la anorexia, bulimia y sobreingesta compulsiva, es importante tener en cuenta la obesidad, por los factores psicológicos implicados en muchas ocasiones en su génesis y mantenimiento.

En los trastornos del comportamiento alimentario se unen los problemas de índole física con los psicológicos, siendo necesario un abordaje multidisciplinar en los casos severos

Detrás de los trastornos de alimentación existe una desregulación en el control de impulsos: en el caso de los anoréxicos buscan el control férreo sobre la comida como forma de controlar su vida, en el caso de las personas que padecen sobreingesta compulsiva o bulimina, la ansiedad o problemas emocionales generan una falta de control sobre la ingesta.

Del mismo modo los pacientes con obesidad mórbida se pueden ver beneficiados de un programa psicológico para intentar reducir peso, mejorar sus hábitos de vida y aprender a tener una relación diferente con el mundo a través de la comida.



INDICE DE MASA CORPORAL (IMC)

El índice de masa corporal (IMC) es un método simple y ampliamente usado para estimar la proporción de grasa corporal de una persona. Se calcula con facilidad dividiendo el peso del sujeto expresado en kilogramos, entre el cuadrado de su altura en metros.



IMC = peso (kg) / talla² (mts)²


Por ejemplo, para una persona que mide 1.70 mts y pesa 75 kg el índice de masa corporal se calcularía así:
IMC = 75 kg / (1,70 mts)²
IMC = 75 kg / 2,89 mts²
IMC = 25,95 kg/mts²

La definición actual de la OMS establece los siguientes valores, acordados en el año 1997 y publicados en 2000, en forma de tabla indicativa:



• 18,5 a 24,9: Peso normal 


• 25 a 29,9: Obesidad grado 1 


• 30 a 39,9: Obesidad grado 2 


•t; 40: Obesidad mórbida o grado 3.

ABORDAJE PSICOLOGICO EN LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACION

Los trastornos de alimentación requieren en la mayoría de los casos un abordaje médico y psicológico.
Trastornos como la anorexia nerviosa, que comienzan habitualmente a una edad muy temprana, deberían ser tratados desde un punto psicológico en sus primeras manifestaciones. Desgraciadamente las primeras señales del problema son detectadas por los padres cuando el adolescente ya tiene fuertemente asentada su conducta de restricción alimentaria.


Otro problema frecuente es la bulimia nerviosa (en algunos casos los pacientes anoréxicos desarrollan posteriormente una bulimia).

La sobreingesta compulsiva, consistente en ciclos de atracones y dietas casi permanentes, producen fuertes sentimientos de culpabilidad y baja autoestima, además de otros sentimientos negativos que sería importante considerar desde un punto de vista psicológico.


Por último, la obesidad puede ser igualmente tratada por un psicólogo que orientará al paciente en sus cambios de estilo de vida (dieta y ejercicio físico), así como un apoyo en su motivación hacia la dieta y orientación al cambio. Igualmente en este caso es importante, en caso de obesidad mórbida, la evaluación psicológica previa a una cirugía bariátrica asi como un apoyo posterior.

En los tratornos de la alimentación es importantísimo ayudar al paciente a reelaborar sus falsas creencias acerca de la alimentación, su propia valoración personal, etc.


CUANDO SE PUEDE SOSPECHAR UN TRASTORNO DE ALIMENTACIÓN

1. CUANDO SEA UN PROBLEMA QUE NOS PREOCUPE Y NOS CAUSE MALESTAR


Pero... no todo trastorno de alimentación se traduce en anorexia, bulimia o sobreingesta compulsiva


Lo primero, vamos a analizar las causas, por qué se produce un trastorno de alimentación:



factores que pueden indicarnos que podemos tener un trastorno de alimentacion




CONCLUSIÓN: LOS PROBLEMAS DE ALIMENTACIÓN SE SOLUCIONAN TRABAJANDO SOBRE EL ORIGEN DEL PROBLEMA, YA QUE EN LA MAYORÍA DE LAS CAUSAS, ESTOS TRASTORNOS SON CONSECUENCIA, NO CAUSA

DISTORSIONES COGNITIVAS EN TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN

LA DOCENA SUCIA


Tanto en la anorexia como en la bulimia nerviosas se pueden observar pensamientos inadecuados y persistentes que se refieren principalmente a la comida, al peso o al aspecto corporal. En cuanto al aspecto corporal se pueden destacar una serie de distorsiones cognitivas expuestas por T. Cash. y conocidas como la «docena sucia».



1. La bella y la bestia. Caracterizado por pensamientos polarizados sin aceptar términos medios: «O soy atractiva o soy fea», «O peso lo que quiero o soy gorda»


2. El ideal irreal. Los sentimientos de fealdad aparecen al compararse con los ideales que la cultura y la sociedad imponen en ese momento: «Debo tener la apariencia de una modelo de portada»

3. Comparación injusta. Compararse con gente que tiene las características que le gustaría tener: «Desearía ser tan atractiva como aquella persona», «esta persona me hace sentir tan fea».

4. La lupa. Se observa de manera detallada sólo las partes más negativas de la propia apariencia: «Mis caderas son tan horriblemente anchas que destruyen todo mi aspecto».

5. La mente ciega. Se minimiza o ignora cualquier parte del cuerpo que se considere atractiva: «él dice que tengo bonitos ojos sólo porque soy su amiga»

6. La fealdad radiante. Empezar a criticar una parte del cuerpo y seguir con otra y otra sucesivamente hasta destruir cualquier aspecto de la figura: «mis caderas, mi trasero, mis piernas...nada encaja con una imagen de mujer atractiva»

7. El juego de la culpa. Se culpa a la apariencia por cualquier fallo, fracaso o desengaño aunque no tenga relación con la figura: «Mi novio terminó la relación porque estoy tan gorda como una vaca»

8. La mente que lee mal. Se cree leer o interpretar el pensamiento de los demás en relación a algún aspecto del cuerpo: «La gente no es simpática conmigo por mi peso», «no tengo novio porque soy gorda».

9. La desgracia reveladora. Se trata de predecir calamidades y desastres por culpa de la apariencia: «Siempre fracasaré porque no tengo una apariencia suficientemente bonita»

10. La belleza limitadora. Poner condiciones a las cosas haciéndolas imposibles: «no puedo ir a esa fiesta hasta que no pierda 10 Kg»

11. Sentirse fea. Es el error de convertir un sentimiento personal en una verdad universal. El que una persona se sienta fea no quiere decir que lo sea: «soy la chica menos atractiva de la universidad»

12. Reflejo del mal humor. Consiste en traspasar el malhumor o preocupación causada por cualquier acontecimiento al propio cuerpo: «es un fastidio vivir con algunos kilos de más»

Aunque estos pensamientos no son exclusivos de la anorexia y bulimia, su persistencia y credibilidad tienen un efecto causal en su desarrollo.

QUÉ ES LA ANOREXIA NERVIOSA

La anorexia nerviosa es un trastorno complejo. En su aparición y mantenimiento hay factores genéticos, psicológicos, cognitivos, socioculturales y familiares que interactúan.


Los signos más evidentes de este trastorno son una acusada pérdida de peso por un ayuno extremo y en mujeres la retirada de la menstruación. Las personas que sufren de anorexia nerviosa tienen un miedo intenso a aumentar de peso y alterar su imagen personal, con lo que practican dietas muy restrictivas y no son capaces de reconocer que tienen un problema. Existe una distorsión de su imagen, por lo que a pesar de su extremada delgadez, suelen tener una percepción de un mayor volumen corporal del real.


A pesar de ser un problema que cada vez se extiende más entre la población, el perfil típico de paciente de anorexia nerviosa se corresponde con una niña introvertida, con buen comportamiento que no ha presentado problemas en el colegio o el hogar. Suelen ser muy inteligentes, con un alto rendimiento escolar, autoxigentes, obsesivas y muy perfeccionistas.

RASGOS DE LA ANOREXIA NERVIOSA


la anorexia nerviosa tiene un patrón físico, cognitivo y emocional muy característico
La Anorexia Nerviosa es un trastorno mental caracterizado por un perfeccionismo extremo que se manifiesta y centra alrededor de la ingesta de alimentos y la imagen corporal, llevando al enfermo/a a unos límites de restricción obsesiva, con profundo miedo a la pérdida de su control enfocado en mantener un peso extremadamente bajo.


¿Cuáles son sus principales rasgos?


Obsesión por mantener una extrema delgadez 

Rechazo a los alimentos e hiperactividad 

Perfeccionismo extremo en todos los ámbitos de su vida 

Miedo al rechazo por parte de los demás 

Falta de autoestima y asertividad 

Hipersensibilidad hacia el sufrimiento ajeno y hacia los ambientes hostiles con tendencia a culpabilizarse por los mismos 

Dependencia afectiva en el entorno familiar 

Posibles consecuencias derivadas de la desnutrición y de la ausencia de ayuda adecuada al trastorno: 

Retirada de la menstruación durante tres meses seguidos aproximadamente 

Frialdad en manos y/o pies 

Caída del cabello 

Bradicardia (pulso en reposo de 60 o menos) 

Trastorno del sueño 

Aislamiento social y familiar ante la falta de comprensión del trastorno 

Irritabilidad 

Relaciones conflictivas 

Alteraciones hormonales, óseas, digestivas..., etc. 

En Anorexia purgativa se utilizan conductas compensatorias.

Afecta a ambos sexos y todas las décadas de la vida, aunque es más frecuente en mujeres, iniciándose frecuentemente en la pubertad.

QUÉ FACTORES INTERVIENEN EN EL DESARROLLO DE LA ANOREXIA

FACTORES PRECIPITANTES



- Cambios corporales propios de la adolescencia

- Separaciones y pérdidas

- Rupturas conyugales de los padres

- Contactos sexuales

- Incremento rápido de peso

- Críticas respecto al cuerpo 

- Enfermedad adelgazante

- Traumatismo desfigurador

- Incremento de actividad física

- Acontecimientos vitales

- Problemas de aceptación del grupo de referencia

- Madre preocupada por la estética corporal


FACTORES PREDISPONENTES


- Factores genéticos

- Edad: 13-20 años

- Sexo femenino

- Trastorno afectivo

- Introversión, inestabilidad

- Obesidad

- Nivel social medio/alto

- Familiares con trastornos afectivos

- Familiares con adicciones

- Familiares con trastornos de la ingesta

- Obesidad materna

- Valores estéticos dominantes


FACTORES DE MANTENIMIENTO



- Consecuencias de la inanición

- Interacción familiar

- Aislamiento social

- Cogniciones anoréxicas

- Actividad física excesiva

¿PIENSO ASÍ? PUEDO TENER ANOREXIA

El rasgo central en los pensamientos de la persona que padece anorexia: la necesidad prioritaria de estar delgada. En torno a ello gira su vida: comida, dieta, peso, figura, delgadez, tallas... No existe nada más, nada importa, y cualquier comentario respecto a la necesidad de coger un poco de peso se toma como un ataque personal que puede desatar la hostilidad de la persona con este problema, pensando que sólo quieren perjudicarle.


es necesario conocer los pensamientos de una persona con anorexia para poder ayudarle a rebatir sus certezas

SÍNTOMAS CONDUCTUALES DE LA ANOREXIA NERVIOSA

La familia y amigos pueden observar cambios en el comportamiento de la persona que está padeciendo una anorexia nerviosa. Estos son algunas de las conductas más frecuentes en este trastorno


hay que estar atentos a las conductas desarrolladas por la persona que padece anorexia nerviosa




SÍNTOMAS FÍSICOS ANOREXIA

La persona que padece una anorexia nerviosa se niega a reconocer sus problemas, especialmente la delgadez extrema (se siguen viendo gruesos). Sin embargo, tal vez un autoexamen de la persona, de los síntomas físicos sin necesidad de un espejo ni una confrontación de la figura, pueda ayudarle a reconocer estos síntomas.

es importante que una persona que empieza a debutar con este trastorno conozca los síntomas físicos que puede llegar a padecer

SÍNTOMAS EMOCIONALES DE LA ANOREXIA NERVIOSA

El paciente con una anorexia nerviosa sufre tremendamente. Siente la incomprensión del mundo, parece que nadie se alegre de "verle cada vez mejor", ya que no son capaces de comprender que esa delgadez que ellos ven como un triunfo es preocupante para sus seres queridos. 


La persona se mete en su propio mundo con una única obsesión: adelgazar cada vez más, sin considerar sus sacrificios como tales, sólo son un pulso contra sí mismos, es en lo único que tienen el control de su vida: adelgazar, cada vez un poco más. Sin embargo, emocionalmente están destruidos: se sienten tristes, incomprendidos, ven reducidas sus actividades, sus intereses... y de una forma extraña, lo único que les consuela es seguir perdiendo peso


los problemas emocionales del paciente anoréxico perpetuan y agravan su problema si no son tratados

PROBLEMAS FAMILIARES Y SOCIALES EN ANOREXIA

El paciente anoréxico tiene relaciones familiares y sociales empobrecidas. Su propio aislamiento y sensación de incomprensión le produce un alejamiento cada vez mayor de las personas queridas.

el paciente anorexico empobrece sus relaciones familiares y sociales

CÓMO SE INICIA EL TRATAMIENTO DE LA ANOREXIA NERVIOSA

Para comenzar el tratamiento psicológico con una persona que padece anorexia nerviosa, lo primero que hay que tener en cuenta es la gravedad en que se presenta el trastorno, ya que en algunos casos la severidad es tal que requiere comenzar con una hospitalización de forma previa al abordaje psicológico. Obviamente lo ideal sería comenzar el tratamiento psicológico al detectar los primeros síntomas de que puede estar apareciendo este problema.

Los criterios para decidir una hospitalización serían:


1. El trastorno se presenta desde hace más de cuatro meses

2. La pérdida de peso es del 25-30% y su estado biológico supone un riesgo debido a la desnutrición

3. Estamos ante un subtipo de anorexia de tipo purgativo

4. Relaciones familiares deteriorados con aislamiento por parte del paciente

5. Psicopatología secundaria en torno al trastorno: ansiedad, depresión, ideación suicida, desadaptación social.

El inicio del tratamiento será SIEMPRE incidiendo el los problemas físicos del paciente. Es importante tener en cuenta que el paciente rechaza el tratamiento, ya que no es consciente de la gravedad del problema (o de la existencia de un problema), dada la distorsión cognitiva que le impide ver la realidad de su cuerpo.

Una vez que el paciente comienza el tratamiento psicológico, es importante conseguir un control correcto de su alimentación, con autorregistros y contratos conductuales apoyados con reforzamiento positivo, o reforzamiento negativo contingente con el cumplimiento de los objetivos marcados.

La información a la familia y su colaboración es imprescindible.


PROGRAMA MULTICOMPONENTE TRATAMIENTO ANOREXIA NERVIOSA

el tratamiento de la bulimia nerviosa lleva objetivos concretos en diferentes áreas que afectan al problema




BULIMIA NERVIOSA

La bulimia nerviosa suele ser diagnosticada más tarde que la anorexia debido a que la persona afectada de bulimia tarda más en acudir al médico, no presenta pérdida de peso y oculta sus conductas anómalas.


LA TRIADA CARACTERÍSTICA DE LA BULIMIA


El atracón. Una ingestión masiva y desaforada de alimentos de hasta 15.000 o 20.000 calorías, durante un tiempo variable en que el paciente experimenta una pérdida de control y gran dificultad para dejar de comer.

La frecuencia de los atracones es variable: varias veces al día, todos los días o alguna vez al mes. La persona bulímica pierde el placer de comer, ya que la ingesta se realiza sin hambre y de forma desordenada. Se acaba de comer por cansancio físico o por malestar (náuseas, vómitos o dolor de vientre). 

Las conductas compensatorias. Están destinadas a impedir el aumento de peso.


Aunque se utilizan varios métodos, el 80 o 90 % suele provocarse el vómito tras el atracón. Con el tiempo les resulta más fácil, ya no necesitan introducirse los dedos en la garganta, consiguiendo el vómito por compresión del abdomen. 

Otros mecanismos son el abuso de laxantes y diuréticos, el consumo de fármacos que quitan el apetito, la realización de ejercicio físico o el ayuno. Tras el episodio, el paciente se siente malhumorado, triste, autocompasivo y menospreciable.

Excesiva preocupación por el cuerpo. Tienen pensamientos erróneos respecto a su
peso y su figura, y sufren una distorsión en la percepción y valoración de su propia imagen.

Poseen una conciencia de su enfermedad mucho más clara que las anoréxicas. Esa conciencia sobre lo anómalo de su forma de comer las lleva a hacerlo a escondidas, para que nadie las vea.

QUÉ CAUSA LA BULIMIA

Al igual que la anorexia, se trata de un cuadro cuya causa sólo puede entenderse bajo un enfoque multifactorial. Aplicando el mismo modelo de la anorexia nerviosa, se dividirán en factores predisponentes o de riesgo, factores desencadenantes y factores perpetuantes.

Factores predisponentes o de riesgo. Incluyen factores individuales, familiares y socioculturales.

Individuales. Se trata de factores genéticos, biológicos y de personalidad. Afectan más al sexo femenino y se ha observado que entre los familiares en primer grado de las bulímicas existen otras pacientes bulímicas, por lo que se cree que hay un componente genético.

Entre los biológicos destaca la disminución de la función del neurotransmisor serotonina, lo que provoca ausencia de saciedad y, en consecuencia, se producen comilonas, sobre todo a base de azúcares. La personalidad es de tipo depresivo, ansiosa, y presentan rebeldía, hostilidad, impulsividad y aislamiento.

Familiares. Suelen ser familias conflictivas y desorganizadas. En las madres de personas con bulimia se ha observado una mayor insatisfacción con la propia imagen, e incluso con la de sus hijos, siendo ellas mismas aficionadas a las dietas. Los padres acostumbran a ser dominantes y controladores, muy intrusivos en las vidas de sus hijos, con talantes exigentes y haciendo comparaciones entre unos hijos y otros.

Socioculturales. Los modelos de imagen a imitar, la figura y la esbeltez como valor en sí actuarán por un mecanismo similar al de la anorexia.

Factores precipitantes o desencadenantes. El principal factor desencadenante es el inicio de una dieta que se produce después de un aumento de peso real o debido a una fobia a los cambios de forma corporal cuyo origen se remonta muchas veces a la pubertad.
También suelen ser factores desencadenantes los conflictos emocionales y los acontecimientos vitales estresantes, al igual que en la anorexia.

Factores perpetuantes. Hay varios factores que pueden causar perpetuidad de la bulimia: – Las alteraciones emocionales secundarias a la conducta de sobrealimentación descontrolada (ansiedad, culpa y vergüenza).

– La disminución de la sensación de saciedad por la alteración de la función de la serotonina.

– El trastorno alimentario puede conseguir el aparente equilibrio familiar, colaborando así en su perpetuidad.

TIPOS DE BULIMIA

Hay dos tipos de bulimia nerviosa:

Tipo purgativo. Durante el episodio de bulimia nerviosa, el enfermo se provoca el vómito con regularidad o abusa de laxantes, diuréticos o enemas.

Tipo no purgativo. En este caso, para controlar el peso utilizan como mecanismos compensadores el ayuno y el ejercicio excesivo durante los días siguientes al atracón, pero regularmente no hay vómitos autoinducidos, abuso de laxantes, diuréticos o enemas.





CONSECUENCIAS FISICAS Y PSICOLÓGICAS DE LA BULIMIA

Las complicaciones más importantes se derivan de los vómitos y del abuso de laxantes. En general, presentan cansancio físico y psíquico, con disminución de los rendimientos escolares y laborales; acaban por abandonar totalmente sus obligaciones, su aseo y su persona.


Alteraciones digestivas. Son las más frecuentes, entre las que destacan úlceras en el esófago, por el paso del contenido del estómago a la boca; aumento del tamaño de las glándulas salivares; dilatación del estómago o rotura, ya sea por la ingesta masiva o por el esfuerzo al vomitar; pérdida significativa del esmalte dental y aparición de caries dentales; callosidades en las manos (signo de Russell), por el paso ácido del vómito autoprovocado por el dorso de la mano.


Alteraciones respiratorias. Puede aparecer ronquera crónica e infecciones pulmonares por la aspiración hacia el pulmón de alimentos al vomitar.


Alteraciones cardiovasculares. Alteraciones del ritmo cardíaco secundarias al déficit en potasio a causa de las conductas purgativas, ya sean los vómitos o el abuso de laxantes, que pueden ocasionar la muerte. 

La deshidratación por vómitos o abuso de laxantes provoca que la presión de la sangre sea baja. A raíz de los esfuerzos para vomitar es posible que aparezcan puntos rojizos en cara y cuello por roturas de pequeños vasos sanguíneos, al igual que hemorragias en la conjuntiva de los ojos. 

Alteraciones neurológicas. Se produce una atrofia del cerebro y pueden tener crisis convulsivas (epilépticas). 

Alteraciones hormonales. Es posible que tengan los ciclos menstruales normales, aunque lo habitual es que presenten irregularidades menstruales o amenorrea, al igual que las anoréxicas. 

Alteraciones renales. A consecuencia de los vómitos y las diarreas se producen deshidratación y alteraciones en los niveles de potasio, sodio y cloro. 

Alteraciones psíquicas. La depresión aparece tanto como causa como consecuencia. 

Casi en la mitad de los casos tienen o han tenido un trastorno afectivo. Las alteraciones más frecuentes son las siguientes: 

– Intentos de suicidio. 
– Consumo de drogas o alcohol (7-10 %). 
– Trastornos de pánico. 
– Ansiedad, no sólo antes del atracón, sino acompañando al descontrol que favorece su desencadenamiento. 
– Fobia social, es decir, evitan relacionarse con la gente o salir, porque no se gustan. 

Esto en ocasiones puede ser la causa definitiva de abandono del trabajo o estudios. 

– Irritabilidad. 
– Alteraciones del sueño. 
– Alteraciones de la personalidad. 
– Cleptomanía (impulso obsesivo e incontrolable de robar objetos sin valor monetario ni sentimental alguno).

TERAPIA DE ELECCIÓN EN BULIMIA NERVIOSA

Descripción de la terapia cognitivo-conductual de Fairburn


Fairburn divide su terapia en 3 etapas, cuyas pautas básicas resumimos seguidamente: 



PRIMERA ETAPA. 

Suele durar 8 sesiones con una entrevista semanal. Se llevan a cabo las siguientes tareas. 

A) Explicar al paciente el modelo cognitivo de la Bulimia Nerviosa e ir clarificándolo a lo largo de las sesiones.


B) Monitorizar la alimentación mediante un registro diario que incluye: todas las ingestas, las purgas, las circunstancias en que surgen los atracones o purgas y los pensamientos relacionados con estas conductas. Estos registros se revisan después en cada sesión. 

C) Pesarse semanalmente anotándolo en el registro y analizando en la sesión sus reacciones ante cualquier cambio. 

D) Proporcionar información sobre:

1) el peso corporal y su regulación 
2) las consecuencias físicas adversas derivadas del atracón, el vómito autoinducido y los laxantes
3) la relativa ineficacia de los vómitos y las purgas como método para controlar el peso y 4) los efectos negativos de hacer dieta. Después se le pide que resuma, a su manera, la información proporcionada para asegurarnos de que la ha comprendido. 


E) Prescribir un patrón de alimentación regular, de forma que no haya más de 3 o 4 horas de intervalo entre una comida y otra y permanecer sin ingerir alimentos entre ellas. Para ayudarle a conseguirlo se aconsejan las siguientes medidas de control de estímulos: 

1) no realizar ninguna otra actividad durante las comidas 
2) comer siempre en el mismo lugar de la casa 
3) limitar la cantidad de alimentos disponibles mientras come 
4) dejar algo de comida en el plato,
5) tirar los alimentos sobrantes de forma que no pueda volver después a comérselos 
6) limitar la exposición a comidas peligrosas
7) planificar la compra y la lista de la compra haciéndolas después de comer, cuando no tenga hambre
8) ir a la compra con el dinero justo 
9) comprar preferentemente alimentos que necesiten preparación para que no puedan ser toma­­dos directamente, sin cocinarlos  
10) evitar en lo posible cocinar para otros o estar en contacto con alimentos de fácil ingesta (por ejemplo, trabajar en pastelerías). 

F) Consejos acerca del vómito. Explicarle sus consecuencias y recordarle que si deja de tener atracones será muy poco probable que continúe vomitando porque se rompe uno de los círculos viciosos que mantiene este trastorno (figura 1). Pedirle que intente dejarlos y que no ceda al atracón apoyándose en la idea de que después vomitará. 

G) Consejos sobre laxantes y diuréticos. Informarle de su peligrosidad y su ineficacia. Anotar su utilización en los registros diarios de alimentación y abandonarlos gradualmente. 

H) Alternativas al atracón y al vómito. Se pide al paciente que elabore una lista de actividades agradables, que puedan servir como alternativas al atracón (o al vómito). Esas actividades pueden incluir: visitar o telefonear a amigos, hacer ejercicio, escuchar música o tomar un baño. Después, animarle para que las utilice en cuanto sienta el impulso de darse un atracón o de vomitar. 

I) Entrevistar a algún amigo o familiar. El objetivo es conseguir que el paciente se abra a alguien y facilitar un apoyo social adecuado. Es muy conveniente que el paciente explique a sus familiares y amigos los principios del tratamiento, para que así puedan comprender cómo ayudarle. 

Cómo señala Fairburn, en la gran mayoría de casos, la etapa 1 tiene como resultado una marcada reducción en la frecuencia de atracones, y en la mejoría del estado de ánimo.

SEGUNDA ETAPA. 

Dura 8 semanas, con una entrevista semanal. Los objetivos a cubrir son: 

A) Eliminación de la dieta. Es uno de los objetivos cruciales porque como hemos explicado, la dieta favorece los atracones. Abandonarla, no implica que se gane peso, ya que muchas entradas calóricas pueden deberse a los atracones. Las comidas evitadas se jerarquizan según su grado de rechazo, y se categorizan en cuatro grupos de dificultad creciente. Cada semana se pide al paciente que consuma alimentos de uno de los grupos, empezando por los más fáciles. Esos alimentos se ingieren como parte de una comida o un tentempié planificado, en una cantidad razonable. Durante la revisión y el análisis detallado de los autorregistros, es posible determinar cuándo el paciente está comiendo demasiado poco. Si éste es el caso, se le pide que aumente su ingesta, hasta llegar por lo menos a 1500 calorías diarias. 

B) Reestructuración cognitiva. Como durante la 1ª etapa le hemos ayudado a captar sus pensamientos problemáticos y a ver su relación con el modelo cognitivo de la BN, al inicio de esta 2ª etapa, el paciente esta ya listo para aprender a cuestionarlos buscando evidencias a favor y en contra. Para lograr este objetivo, los procedimientos utilizados son similares a los descritos en la terapia cognitiva de Beck para la depresión, la ansiedad o los trastornos de personalidad y a algunas de las técnicas más utilizadas en la terapia racional emotiva (Ellis y Grieger, 1989). Las distorsiones cognitivas de los pacientes con anorexia nerviosa y BN, son similares en cuanto a la forma a las descritas por Beck para la depresión (Beck, 1983), aunque sus contenidos difieren, siendo en la BN relativos al peso, la figura y la ingesta. Se siguen los procedimientos estándar para captar los pensamientos problemáticos y, una vez identificados, Fairburn recomienda reestructurarlos en un proceso de 4 etapas: 

1) reducir o tra­du­cir el pensamiento a su esencia 
2) buscar argumentos y evidencias, lógicos y empíricos, que apoyen esos pensamientos
3) buscar argumentos y evidencias que puedan rebatirlos; en lo posible, mediante experimentos conductuales
4) buscar una conclusión razonable que utilizará para regir su conducta y que reemplazará a las actitudes irra­­cionales responsables de sus conductas y emociones contraproducentes.

Esta con­clusión se redacta en forma de frase (una por cada actitud problemática) y se utiliza en diversas formas; por ejemplo: anotarlas en tarjetas que relee con frecuencia, recitar esta frase cada vez que surge el pensamiento o actitud problemática que desea modificar, actuar según ella (y en contra de las actitudes irracionales), etc. Una vez que el paciente se ha acostumbrado a examinar sus pensamientos problemáticos en las sesiones, se le pide que practique la reestructuración cognitiva por sí mismo, anotando sus 4 pasos al dorso de su autorregistro diario de comidas. Se le anima para que la practique tan a menudo como sea posible y se analizan sus intentos en cada sesión de tratamiento.

C) El tratamiento de las distorsiones y de la repulsa acerca de la autoimagen corporal. Algunos pacientes con BN, tienen una clara distorsión de la imagen corporal, según la cual, sobreestiman su talla o alguna parte de su cuerpo. Como sugieren Garner y Bemis (citados por Fairburn y Wilson, 1994), podemos ayudar al paciente a considerar que “es como si se hubiese vuelto daltónico con respecto a su figura”. Siempre que se perciba como obeso puede recordarse a sí mismo que tiene esta distorsión, y que, por tanto, es mejor juzgar su figura en función de: las opiniones de personas fiables de su alrededor, los datos objetivos del peso que comprueba semanalmente, y las tallas de la ropa que usa. Por otro lado, algunos pacientes con BN sienten una extrema repulsa hacia el propio cuerpo (aunque esto ocurre con mayor frecuencia en la anorexia nerviosa). Estos pacientes pueden: evitar mirarse, vestirse o desvestirse en la oscuridad, usar ropas anchas sin forma, evitar espejos y, en casos más extremos, no bañarse jamás y ducharse con ropa. El tratamiento de esta alteración requeriría la exposición o, dicho en términos cognitivos, el “actuar en contra de su esquema disfuncional”.


D) Entrenamiento en resolución de problemas (D´Zurilla y Goldfried, 1971). Se siguen las pautas estándar con sus 6 etapas:

1) identificar el problema tan pronto como sea posible
2) especificar y definir adecuadamente cuál es el problema
3) considerar todas las alternativas posibles
4) elegir la mejor solución tras evaluar las diferentes opciones
5) ponerla en práctica
6) revisar todo el proceso para evaluar su idoneidad y determinar en qué podría mejorarse. 

Esta técnica se utiliza como ayuda para que el paciente pueda manejar dificultades que, de otra forma, podrían resultar en un atracón. Se pide al paciente que practique éste método de solución de problemas a la menor oportunidad y que lo anote en el registro diario de alimentación. Cuando surja cualquier problema anota en su registro diario reflejando al dorso cada una de las etapas de solución de problemas, que lleva a cabo para resolverlo.

Según Fairburn, en la gran mayoría de casos, la etapa 2ª produce una consolidación de las ganancias obtenidas en la 1ª fase del tratamiento. Los atracones, se vuelven infrecuentes o cesan por completo, mientras que los pensamientos y las actitudes problemáticas hacia el peso y la figura se vuelven menos prominentes.

El progreso hay que juzgarlo globalmente. Es posible que el paciente mejore en sus conductas, pero continúe con sus creencias problemáticas. En este caso, según el punto de vista cognitivo, se mantiene el trastorno por lo que lo más probable es que se trate sólo de una mejoría transitoria.

3ª ETAPA

Consta de 3 entrevistas, una cada 15 días. Su objetivo es asegurar que el progreso se mantenga después de la terapia. 

Fairburn aconseja que a los pacientes que aún tengan algún síntoma, que son la mayoría, y que se preocupen por la finalización del tratamiento, se les explique que lo más usual es que continúen mejorando después de acabar la terapia. 

En esta etapa final, hay que comprobar si las expectativas de los pacientes son realistas. Muchos, esperan no volver a comer en exceso, ni vomitar, ni usar laxantes nunca más. Estas expectativas han de revisarse porque les haría más vulnerables a reaccionar catastróficamente a cualquier pequeña recaída. Se les ayuda a ver que es más útil permitirse a sí mismos el pasarse con la comida en alguna ocasión, sin verlo como algo negativo. 

Durante este estadio final de tratamiento, se les pide que consideren qué ingredientes tera­péuticos les han sido más útiles. También se les ayuda a preparar un plan por escrito para afrontar ocasiones futuras cuando sientan que su alimentación está empezando a ser un problema. 

Se les recuerdan los riesgos de hacer dieta. Pueden caer en la tentación de volver a hacerla en alguna ocasión, por ejemplo después de tener un hijo, siendo esto bastante arriesgado. Fairburn aconseja que no vuelvan a hacer dieta a menos que haya un sobrepeso objetivo o que existan razones médicas para ello.

SOBREINGESTA COMPULSIVA

la sobreingesta compulsiva esta relacionada con un problema de ansiedad
La sobreingesta compulsiva se caracteriza por episodios repetidos de atracones que generan en el sujeto el sentimiento de no poder controlarlos voluntariamente. Aunque no todas las personas con sobreingesta compulsiva son obesos, aproximadamente el 70% de estos individuos presentan niveles de sobrepeso moderados o graves.

A diferencia de las personas obesas, los comedores compulsivos no suelen hacer dietas severas, ni tienen una gran insatisfacción con su imagen corporal, como les ocurre a anoréxicas y bulímicas.


La sobreingesta compulsiva podría definirse según los siguientes criterios (Williamson, Davis, Duchmann y cols., 1990): 

  • Episodios recurrentes de voracidad (atracones) 
  • Los atracones tienen una alto contenido calórico 
  • Esfuerzos repetidos por seguir una dieta y frecuentes variaciones de peso 
  • Reconocimiento de que sus hábitos alimentarios son anormales y están fuera de control 
  • Afecto negativo antes y/o después de un atracón 
  • Ausencia de métodos extremos para perder peso, como purgarse 
  • Ausencia de un temor exagerado a ganar peso 
Las situaciones ambientales en las que se presentan los episodios de sobreingesta pueden ser limitadas, y suelen darse por una activación en su estado emocional (como ansiedad), que se denominaría ingesta emocional y como respuesta a estímulos alimentarios externos; ingesta externa.

Características de los episodios de voracidad: 

  • Son nutritivamente innecesarias 
  • A menudo implica el consumo de grandes cantidades de alimentos 
  • Los alimentos que se consumen tienden a ser muy sabrosos y de alto contenido calórico 
  • La persona frecuentemente experimenta su conducta de ingesta como si fuera un hábito compulsivo

DEPRESIÓN EN OBESIDAD MÓRBIDA

La Depresión puede ocurrir en cualquier persona, aunque en pacientes con obesidad mórbida exista un porcentaje mucho más alto que en la población general que tiene a ser más severa y de tratamiento más difícil. La obesidad mórbida no es causa de depresión, sin embargo, contribuye para la dificultad en la resolución del cuadro por el hecho de complicar, y muchas veces imposibilitar actividades de la vida diaria, interacción social, busca de empleos y relaciones afectivas. La reducción del peso, combinada con tratamiento médico y psicológico proporciona una salud emocional más equilibrada.

El gran problema del paciente con obesidad mórbida es la satisfacción que muestran ante la comida: les gusta comer y en ello obtienen una fuente de placer. Se han acostumbrado a no ser "esclavos de su figura", y normalmente expresan que ellos se sienten bien así, pero en determinadas circunstancias, especialmente las derivadas del cuadro médico subyacente (problemas de respiración, fatiga, problemas dermatológicos, dificultades para dormir, etc), les hace plantearse su situación: ante la incapacidad que sienten subjetivamente para dejar de comer, intentan reducir este cuadro de distress justificando que el gusto por comer es superior a su deseo de adelgazar...¿estamos ante lo que se suele llamar disonancia cognitiva? probablemente: justificamos una elección que no nos agrada, destacando sus cualidades y obviando sus inconvenientes. Esta disonancia cognitiva, el "hacer de la necesidad virtud", es una fuente de conflicto para la persona con obesidad mórbida, que cuando se complica con un cuadro médico, suele buscar ayuda.


Pacientes sometidos a la cirugía bariátrica muestran mejora en la calidad de vida, en las interacciones sociales, bienestar emocional, oportunidades de empleo y en las condiciones económicas. Es importante la evaluación psicológica en el preoperatorio para ayudar y preparar el paciente para los cambios que ocurrirán con la cirugía.

EVALUACIÓN PSICOLÓGICA EN CIRUGÍA BARIÁTRICA

La cirugía bariátrica es una intervención quirúrgica que pretende que los pacientes obesos a ella sometidos pierdan peso y no vuelvan a recuperarlo. Las técnicas quirúrgicas combinan técnicas restrictivas y técnicas malabsortivas, para ello se realizan cortocircuitos gastrointestinales a fin de que los alimentos no recorran todo el intestino, o no se mezclen con los jugos digestivos, en especial en aquellas zonas donde las grasas son absorbidas. Estas técnicas son muy eficaces para perder peso puesto que consiguen por un lado que los pacientes obesos no tomen tanta cantidad de alimentos y por otro que los alimentos ingeridos no sean bien aprovechados por el organismo.

El proceso de preparación, valoración, intervención y seguimiento requiere el trabajo en equipo de diferentes profesionales: endocrinólogos, cirujanos, anestesiólogos, psiquiatras, psicólogos y los demás médicos especialistas que realizan las diversas valoraciones protocolarias.


En general las técnicas quirúrgicas están indicadas para pacientes con obesidad mórbida o supermórbida que no hayan conseguido bajar peso con los procedimientos tradicionales de seguimiento de dieta más ejercicio.

Estas técnicas quirúrgicas de cirugía mayor, además de contar con todos los riesgos de la anestesia y la propia intervención quirúrgica, pueden producir a largo plazo problemas nutricionales por la no absorción de determinados minerales. Además si los candidatos no son bien seleccionados, puede que no se produzca la pérdida de peso esperada a largo plazo. También pueden acentuarse problemas psiquiátricos previos a la cirugía. Por todo ello es necesario realizar una adecuada valoración, preparación, selección y seguimiento de los pacientes sometidos a estas

EVALUACIÓN Y PREPARACIÓN PSICOLÓGICA

¿Qué se pretende medir? En las evaluaciones psicológicas realizadas a los candidatos a cirugía de la obesidad es necesario valorar los siguientes aspectos fundamentales: 


- los hábitos alimenticios y la posible existencia de trastornos de la conducta alimentaria

- la capacidad del enfermo para entender en qué consiste la cirugía, los riesgos de ésta y los cuidados que de por vida requerirá

- los posibles trastornos mentales y rasgos patológicos de personalidad de los pacientes.

¿Qué instrumentos se utilizan? 

Para valorar los hábitos de alimentación de los pacientes se realiza una entrevista y se piden registros de alimentación para obtener información precisa y concreta de sus conductas alimenticias: qué desayuna, qué come y qué cena el paciente; a qué hora y con quien; si se salta las comidas, si come entre horas o está continuamente picando; si se sienta para comer, si bebe mucha agua, si repiten plato, etc. Es importante conocer como mastica y el tiempo que tarda en comer y si come de forma ansiosa o compulsiva.

Se pregunta también sobre intentos previos para perder el peso y sobre el resultado de éstos y se realiza una historia clínica de su obesidad. También es muy importante valorar si presentan atracones o vómitos, con qué frecuencia suceden, en qué momentos del día y si existen desencadenantes. Resulta muy útil realizar un análisis funcional de estas conductas para modificarlas en caso de ser necesario. 

Se pregunta también por el consumo de laxantes o diuréticos sin indicación médica. Se realiza una entrevista clínica para valorar la posible existencia de bulimia nerviosa, trastornos de la conducta alimentaria no especificados o trastornos por atracón. La información aportada por el paciente obeso ha de ser contrastada con la que ofrecen los familiares que con él conviven.

La evaluación de los hábitos de alimentación es muy importante debido a que en función de éstos la técnica quirúrgica puede variar. Así es importante determinar si el paciente pica frecuentemente, o si más bien toma grandes cantidades a las horas de las comidas, o tal vez ingiere demasiados dulces. 

Además de los registros y de la entrevista sobre los hábitos de alimentación y sobre los posibles trastornos de la conducta alimentaria, existen instrumentos que nos ayudan a valorar la intensidad y la cualidad de los problemas con la alimentación. Instrumentos como el BITE (Bulimic Investigatory Test, Edinburgh) que nos proporcionará información sobre síntomas relacionados con la bulimia nerviosa y sobre la gravedad de estos síntomas. Otros test frecuentemente utilizados con sujetos candidatos a cirugía bariátrica son el Cuestionario de Trastornos de la Alimentación (EDI) y el BSQ que valora la satisfacción con la propia imagen corporal. 

Para valorar la capacidad del paciente para entender en que consiste la cirugía, se les explica de forma sencilla en qué consiste la operación y cómo tendrá que comer tras ésta. En entrevistas posteriores se le preguntará sobre la información que se le aportó y se valora el grado de comprensión que el paciente adquirió. También tratamos de valorar la capacidad intelectual del paciente, para ello nos servimos de la entrevista (riqueza de vocabulario, pensamiento concreto o abstracto, etc), realizamos una entrevista biográfica (estudios, adaptación a los cambios, trabajos realizados, responsabilidad en el trabajo, necesidad de supervisión en su vida cotidiana, etc.) y se le administra algún test de inteligencia. Otro instrumento frecuentemente utilizado ha sido el Test de Matrices Progresivas de Raven que valora inteligencia general. Dentro de este apartado, debemos valorar también la capacidad del sujeto para comprender la información escrita que el consentimiento informado que debe de firmar contiene.

Por último, para valorar existencia de trastornos mentales que pudieran contraindicar la cirugía, tanto el psicólogo clínico como el psiquiatra realizarán entrevistas clínicas, a la valoración psiquiátrica nos referiremos más adelante. Señalar en este apartado que conviene aplicar algún cuestionario que valore rasgos psicopatológicos como el MMPI-II, ayudará a elaborar un posible diagnóstico. Siempre se pide que al menos en una entrevista el paciente venga acompañado por un familiar. 

Otros aspectos que no deben faltar en la valoración psicológica son las expectativas que el paciente tiene acerca de los resultados de la cirugía y en qué medida éstas son realistas, así como las motivaciones que han llevado al paciente a la intervención quirúrgica.

CRITERIOS PSICOLÓGICOS DE EXCLUSIÓN 

Respecto a los hábitos de alimentación la presencia de un cuadro activo de Bulimia Nerviosa, con vómitos o atracones frecuentes, son contraindicaciones absolutas para la cirugía bariátrica hasta que estas conductas no cambien. Las personas con este tipo de comportamientos, suelen obtener puntuaciones superiores a 20 puntos en la Escala de Síntomas y de 5 puntos en la Escala de Severidad del BITE. En el caso de Bulimia Nerviosa, pedimos un año de remisión para que puedan ser incluidos en la lista de espera para la cirugía. La terapia cognitivo conductual se ha mostrado como la más eficaz para el tratamiento de estos trastornos y conductas (APA, 2000; Mitchell y Raymond, 1992) motivo por el cual los pacientes que acuden con Bulimia Nerviosa o con Trastorno por Atracón son tratados con terapias cognitivas y conductuales. Sólo si se consigue la abstinencia de síntomas se considerarán buenos candidatos para la CB.

Otro problema más frecuente relacionado con la alimentación es el hábito de picar continuamente. Tras la cirugía los pacientes pueden ingerir continuamente bebidas calóricas, helados, alimentos hipercalóricos líquidos, etc. Esta conducta ha de ser extinguida ya que, de lo contrario, la eficacia de la cirugía para perder peso podría quedar comprometida. Para eliminar esta conducta se insiste en la necesidad de no saltarse las comidas, de no comer en ningún otro lugar ni a ninguna otra hora que no corresponda a la de las comidas habituales. Es muy útil para conseguir este objetivo realizar programas de actividades en los que el paciente se mantenga ocupado durante prácticamente todo el día y reducir el tiempo que el obeso permanece en su casa. También es necesario para regular los hábitos de alimentación, establecer unos hábitos de sueño, en ocasiones muy inadecuados en los candidatos a cirugía bariátrica. 

Casi siempre es necesario reeducar la forma de comer de los pacientes obesos que habitualmente lo hacen de forma muy rápida, de una manera apresurada, con ansiedad y sin apenas masticar. Es importante que tras la cirugía los alimentos sean ingeridos una vez que han sido masticados adecuadamente. Por este motivo se les entrena desde el inicio de la valoración psicológica a masticar mucho la comida (si es necesario contar hasta 20 veces antes de ingerirla), a soltar los cubiertos encima de la mesa cuando están masticando, a descansar a mitad del plato y entre un plato y otro, a conversar en la mesa, sin prisas, saboreando los alimentos, etc. Hasta que no han cambiado la forma de comer, no se termina el proceso de preparación ni se le incluye al paciente en la lista de espera de la cirugía. 

Respecto a las puntuaciones en el BITE, lo más frecuente en candidatos a cirugía es que obtengan puntuaciones en la Escala de Síntomas entre 10 y 19 puntos que se correspondería con patrones alimentarios poco frecuentes en la población general, pero habituales en comedores compulsivos y en personas obesas. Respecto a la Escala de Severidad lo más frecuente es que no lleguen al alcanzar puntuaciones que superen los cinco puntos lo cual significaría que los síntomas (atracones, vómitos, consumo de laxantes) tendrían una importancia clínica significativa. Lo más habitual respecto a la puntuación total de las dos escalas es que no lleguen a los 25 puntos, puntuación que indicaría ya, un probable diagnóstico de bulimia nerviosa. 

En cuanto a las contraindicaciones referidas a la capacidad para entender en qué consiste y los cuidados que la cirugía requerirá, consideramos como contraindicación absoluta un retraso mental profundo o grave. En el caso de retraso mental moderado y leve, será necesario valorar el soporte familiar y apoyo de cuidadores que puedan responder a las exigencias del tratamiento postquirúrgico. En ocasiones para valorar la situación social y familiar de estos pacientes es necesaria la intervención del trabajador social. En todo caso, la decisión no se tomará exclusivamente por la puntuación del sujeto en un test de inteligencia, como pueda ser el WAIS, sino también a través de una entrevista clínica, informes sociales, conocimiento de su desempeño en la vida cotidiana, como ya indicamos antes. 

EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA. CRITERIOS PSIQUIÁTRICOS DE EXCLUSIÓN 

La exploración psiquiátrica en pacientes candidatos a cirugía bariátrica tiene como objetivo primordial evaluar la capacidad del paciente para dar el consentimiento informado y hacerse cargo del tratamiento a largo plazo. 

Se evalúan, pues, la capacidades para entender la información, asumir la responsabilidad de la decisión de operarse, hacerse cargo de la situación a largo plazo y realizar del tratamiento médico (incluyendo el cumplimiento del régimen alimentario anterior y posterior a la cirugía). La evaluación psiquiátrica se inicia con la realización de la historia psiquiátrica personal y familiar, incluyendo historia de la obesidad y hábitos alimentarios. Se realiza la exploración del estado mental actual , que se completará con una entrevista familiar y la evaluación psicodiagnóstica.

Tras haber concluido dichas exploraciones, y en base al diagnóstico psiquiátrico (si procede) se consideran contraindicados a cirugía bariátrica los pacientes con Retraso Mental, Esquizofrenia, Trastorno Bipolar, Trastornos de personalidad graves ó inestables, Abuso/dependencia de alcohol u otras sustancias y Trastorno Depresivo Mayor con clínica activa. En cuanto a los Trastornos de Conducta Alimentaria, se considera contraindicaciones para la cirugía la Bulimia Nerviosa, así como el Trastorno por Atracón con sintomatología activa.

Extracto del artículo de Jesús Pérez Hornero y María José Gastañaduy Tilve publicado en http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=1187