La Depresión puede ocurrir en cualquier persona, aunque en pacientes con obesidad mórbida exista un porcentaje mucho más alto que en la población general que tiene a ser más severa y de tratamiento más difícil. La obesidad mórbida no es causa de depresión, sin embargo, contribuye para la dificultad en la resolución del cuadro por el hecho de complicar, y muchas veces imposibilitar actividades de la vida diaria, interacción social, busca de empleos y relaciones afectivas. La reducción del peso, combinada con tratamiento médico y psicológico proporciona una salud emocional más equilibrada.
El gran problema del paciente con obesidad mórbida es la satisfacción que muestran ante la comida: les gusta comer y en ello obtienen una fuente de placer. Se han acostumbrado a no ser "esclavos de su figura", y normalmente expresan que ellos se sienten bien así, pero en determinadas circunstancias, especialmente las derivadas del cuadro médico subyacente (problemas de respiración, fatiga, problemas dermatológicos, dificultades para dormir, etc), les hace plantearse su situación: ante la incapacidad que sienten subjetivamente para dejar de comer, intentan reducir este cuadro de distress justificando que el gusto por comer es superior a su deseo de adelgazar...¿estamos ante lo que se suele llamar disonancia cognitiva? probablemente: justificamos una elección que no nos agrada, destacando sus cualidades y obviando sus inconvenientes. Esta disonancia cognitiva, el "hacer de la necesidad virtud", es una fuente de conflicto para la persona con obesidad mórbida, que cuando se complica con un cuadro médico, suele buscar ayuda.
Pacientes sometidos a la cirugía bariátrica muestran mejora en la calidad de vida, en las interacciones sociales, bienestar emocional, oportunidades de empleo y en las condiciones económicas. Es importante la evaluación psicológica en el preoperatorio para ayudar y preparar el paciente para los cambios que ocurrirán con la cirugía.
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