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TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN

las distorsiones cognitivas respecto al peso pueden provocar un trastorno de alimentacion



El garabato de un niño
es tu cuerpo de mujer
rectas, curvas,
curvas, rectas,
imposible de aprender

Antonio Flores





Los trastornos del comportamiento alimentario son una serie de alteraciones conductuales de diferente severidad, que afectan a todos los grupos de edad, siendo más prevalente en las mujeres jóvenes.


A pesar de que en principio estarían contemplados la anorexia, bulimia y sobreingesta compulsiva, es importante tener en cuenta la obesidad, por los factores psicológicos implicados en muchas ocasiones en su génesis y mantenimiento.

En los trastornos del comportamiento alimentario se unen los problemas de índole física con los psicológicos, siendo necesario un abordaje multidisciplinar en los casos severos

Detrás de los trastornos de alimentación existe una desregulación en el control de impulsos: en el caso de los anoréxicos buscan el control férreo sobre la comida como forma de controlar su vida, en el caso de las personas que padecen sobreingesta compulsiva o bulimina, la ansiedad o problemas emocionales generan una falta de control sobre la ingesta.

Del mismo modo los pacientes con obesidad mórbida se pueden ver beneficiados de un programa psicológico para intentar reducir peso, mejorar sus hábitos de vida y aprender a tener una relación diferente con el mundo a través de la comida.



ABORDAJE PSICOLOGICO EN LOS TRASTORNOS DE ALIMENTACION

Los trastornos de alimentación requieren en la mayoría de los casos un abordaje médico y psicológico.
Trastornos como la anorexia nerviosa, que comienzan habitualmente a una edad muy temprana, deberían ser tratados desde un punto psicológico en sus primeras manifestaciones. Desgraciadamente las primeras señales del problema son detectadas por los padres cuando el adolescente ya tiene fuertemente asentada su conducta de restricción alimentaria.


Otro problema frecuente es la bulimia nerviosa (en algunos casos los pacientes anoréxicos desarrollan posteriormente una bulimia).

La sobreingesta compulsiva, consistente en ciclos de atracones y dietas casi permanentes, producen fuertes sentimientos de culpabilidad y baja autoestima, además de otros sentimientos negativos que sería importante considerar desde un punto de vista psicológico.


Por último, la obesidad puede ser igualmente tratada por un psicólogo que orientará al paciente en sus cambios de estilo de vida (dieta y ejercicio físico), así como un apoyo en su motivación hacia la dieta y orientación al cambio. Igualmente en este caso es importante, en caso de obesidad mórbida, la evaluación psicológica previa a una cirugía bariátrica asi como un apoyo posterior.

En los tratornos de la alimentación es importantísimo ayudar al paciente a reelaborar sus falsas creencias acerca de la alimentación, su propia valoración personal, etc.


DISTORSIONES COGNITIVAS EN TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN

LA DOCENA SUCIA


Tanto en la anorexia como en la bulimia nerviosas se pueden observar pensamientos inadecuados y persistentes que se refieren principalmente a la comida, al peso o al aspecto corporal. En cuanto al aspecto corporal se pueden destacar una serie de distorsiones cognitivas expuestas por T. Cash. y conocidas como la «docena sucia».



1. La bella y la bestia. Caracterizado por pensamientos polarizados sin aceptar términos medios: «O soy atractiva o soy fea», «O peso lo que quiero o soy gorda»


2. El ideal irreal. Los sentimientos de fealdad aparecen al compararse con los ideales que la cultura y la sociedad imponen en ese momento: «Debo tener la apariencia de una modelo de portada»

3. Comparación injusta. Compararse con gente que tiene las características que le gustaría tener: «Desearía ser tan atractiva como aquella persona», «esta persona me hace sentir tan fea».

4. La lupa. Se observa de manera detallada sólo las partes más negativas de la propia apariencia: «Mis caderas son tan horriblemente anchas que destruyen todo mi aspecto».

5. La mente ciega. Se minimiza o ignora cualquier parte del cuerpo que se considere atractiva: «él dice que tengo bonitos ojos sólo porque soy su amiga»

6. La fealdad radiante. Empezar a criticar una parte del cuerpo y seguir con otra y otra sucesivamente hasta destruir cualquier aspecto de la figura: «mis caderas, mi trasero, mis piernas...nada encaja con una imagen de mujer atractiva»

7. El juego de la culpa. Se culpa a la apariencia por cualquier fallo, fracaso o desengaño aunque no tenga relación con la figura: «Mi novio terminó la relación porque estoy tan gorda como una vaca»

8. La mente que lee mal. Se cree leer o interpretar el pensamiento de los demás en relación a algún aspecto del cuerpo: «La gente no es simpática conmigo por mi peso», «no tengo novio porque soy gorda».

9. La desgracia reveladora. Se trata de predecir calamidades y desastres por culpa de la apariencia: «Siempre fracasaré porque no tengo una apariencia suficientemente bonita»

10. La belleza limitadora. Poner condiciones a las cosas haciéndolas imposibles: «no puedo ir a esa fiesta hasta que no pierda 10 Kg»

11. Sentirse fea. Es el error de convertir un sentimiento personal en una verdad universal. El que una persona se sienta fea no quiere decir que lo sea: «soy la chica menos atractiva de la universidad»

12. Reflejo del mal humor. Consiste en traspasar el malhumor o preocupación causada por cualquier acontecimiento al propio cuerpo: «es un fastidio vivir con algunos kilos de más»

Aunque estos pensamientos no son exclusivos de la anorexia y bulimia, su persistencia y credibilidad tienen un efecto causal en su desarrollo.

TERAPIA DE ELECCIÓN EN BULIMIA NERVIOSA

Descripción de la terapia cognitivo-conductual de Fairburn


Fairburn divide su terapia en 3 etapas, cuyas pautas básicas resumimos seguidamente: 



PRIMERA ETAPA. 

Suele durar 8 sesiones con una entrevista semanal. Se llevan a cabo las siguientes tareas. 

A) Explicar al paciente el modelo cognitivo de la Bulimia Nerviosa e ir clarificándolo a lo largo de las sesiones.


B) Monitorizar la alimentación mediante un registro diario que incluye: todas las ingestas, las purgas, las circunstancias en que surgen los atracones o purgas y los pensamientos relacionados con estas conductas. Estos registros se revisan después en cada sesión. 

C) Pesarse semanalmente anotándolo en el registro y analizando en la sesión sus reacciones ante cualquier cambio. 

D) Proporcionar información sobre:

1) el peso corporal y su regulación 
2) las consecuencias físicas adversas derivadas del atracón, el vómito autoinducido y los laxantes
3) la relativa ineficacia de los vómitos y las purgas como método para controlar el peso y 4) los efectos negativos de hacer dieta. Después se le pide que resuma, a su manera, la información proporcionada para asegurarnos de que la ha comprendido. 


E) Prescribir un patrón de alimentación regular, de forma que no haya más de 3 o 4 horas de intervalo entre una comida y otra y permanecer sin ingerir alimentos entre ellas. Para ayudarle a conseguirlo se aconsejan las siguientes medidas de control de estímulos: 

1) no realizar ninguna otra actividad durante las comidas 
2) comer siempre en el mismo lugar de la casa 
3) limitar la cantidad de alimentos disponibles mientras come 
4) dejar algo de comida en el plato,
5) tirar los alimentos sobrantes de forma que no pueda volver después a comérselos 
6) limitar la exposición a comidas peligrosas
7) planificar la compra y la lista de la compra haciéndolas después de comer, cuando no tenga hambre
8) ir a la compra con el dinero justo 
9) comprar preferentemente alimentos que necesiten preparación para que no puedan ser toma­­dos directamente, sin cocinarlos  
10) evitar en lo posible cocinar para otros o estar en contacto con alimentos de fácil ingesta (por ejemplo, trabajar en pastelerías). 

F) Consejos acerca del vómito. Explicarle sus consecuencias y recordarle que si deja de tener atracones será muy poco probable que continúe vomitando porque se rompe uno de los círculos viciosos que mantiene este trastorno (figura 1). Pedirle que intente dejarlos y que no ceda al atracón apoyándose en la idea de que después vomitará. 

G) Consejos sobre laxantes y diuréticos. Informarle de su peligrosidad y su ineficacia. Anotar su utilización en los registros diarios de alimentación y abandonarlos gradualmente. 

H) Alternativas al atracón y al vómito. Se pide al paciente que elabore una lista de actividades agradables, que puedan servir como alternativas al atracón (o al vómito). Esas actividades pueden incluir: visitar o telefonear a amigos, hacer ejercicio, escuchar música o tomar un baño. Después, animarle para que las utilice en cuanto sienta el impulso de darse un atracón o de vomitar. 

I) Entrevistar a algún amigo o familiar. El objetivo es conseguir que el paciente se abra a alguien y facilitar un apoyo social adecuado. Es muy conveniente que el paciente explique a sus familiares y amigos los principios del tratamiento, para que así puedan comprender cómo ayudarle. 

Cómo señala Fairburn, en la gran mayoría de casos, la etapa 1 tiene como resultado una marcada reducción en la frecuencia de atracones, y en la mejoría del estado de ánimo.

SEGUNDA ETAPA. 

Dura 8 semanas, con una entrevista semanal. Los objetivos a cubrir son: 

A) Eliminación de la dieta. Es uno de los objetivos cruciales porque como hemos explicado, la dieta favorece los atracones. Abandonarla, no implica que se gane peso, ya que muchas entradas calóricas pueden deberse a los atracones. Las comidas evitadas se jerarquizan según su grado de rechazo, y se categorizan en cuatro grupos de dificultad creciente. Cada semana se pide al paciente que consuma alimentos de uno de los grupos, empezando por los más fáciles. Esos alimentos se ingieren como parte de una comida o un tentempié planificado, en una cantidad razonable. Durante la revisión y el análisis detallado de los autorregistros, es posible determinar cuándo el paciente está comiendo demasiado poco. Si éste es el caso, se le pide que aumente su ingesta, hasta llegar por lo menos a 1500 calorías diarias. 

B) Reestructuración cognitiva. Como durante la 1ª etapa le hemos ayudado a captar sus pensamientos problemáticos y a ver su relación con el modelo cognitivo de la BN, al inicio de esta 2ª etapa, el paciente esta ya listo para aprender a cuestionarlos buscando evidencias a favor y en contra. Para lograr este objetivo, los procedimientos utilizados son similares a los descritos en la terapia cognitiva de Beck para la depresión, la ansiedad o los trastornos de personalidad y a algunas de las técnicas más utilizadas en la terapia racional emotiva (Ellis y Grieger, 1989). Las distorsiones cognitivas de los pacientes con anorexia nerviosa y BN, son similares en cuanto a la forma a las descritas por Beck para la depresión (Beck, 1983), aunque sus contenidos difieren, siendo en la BN relativos al peso, la figura y la ingesta. Se siguen los procedimientos estándar para captar los pensamientos problemáticos y, una vez identificados, Fairburn recomienda reestructurarlos en un proceso de 4 etapas: 

1) reducir o tra­du­cir el pensamiento a su esencia 
2) buscar argumentos y evidencias, lógicos y empíricos, que apoyen esos pensamientos
3) buscar argumentos y evidencias que puedan rebatirlos; en lo posible, mediante experimentos conductuales
4) buscar una conclusión razonable que utilizará para regir su conducta y que reemplazará a las actitudes irra­­cionales responsables de sus conductas y emociones contraproducentes.

Esta con­clusión se redacta en forma de frase (una por cada actitud problemática) y se utiliza en diversas formas; por ejemplo: anotarlas en tarjetas que relee con frecuencia, recitar esta frase cada vez que surge el pensamiento o actitud problemática que desea modificar, actuar según ella (y en contra de las actitudes irracionales), etc. Una vez que el paciente se ha acostumbrado a examinar sus pensamientos problemáticos en las sesiones, se le pide que practique la reestructuración cognitiva por sí mismo, anotando sus 4 pasos al dorso de su autorregistro diario de comidas. Se le anima para que la practique tan a menudo como sea posible y se analizan sus intentos en cada sesión de tratamiento.

C) El tratamiento de las distorsiones y de la repulsa acerca de la autoimagen corporal. Algunos pacientes con BN, tienen una clara distorsión de la imagen corporal, según la cual, sobreestiman su talla o alguna parte de su cuerpo. Como sugieren Garner y Bemis (citados por Fairburn y Wilson, 1994), podemos ayudar al paciente a considerar que “es como si se hubiese vuelto daltónico con respecto a su figura”. Siempre que se perciba como obeso puede recordarse a sí mismo que tiene esta distorsión, y que, por tanto, es mejor juzgar su figura en función de: las opiniones de personas fiables de su alrededor, los datos objetivos del peso que comprueba semanalmente, y las tallas de la ropa que usa. Por otro lado, algunos pacientes con BN sienten una extrema repulsa hacia el propio cuerpo (aunque esto ocurre con mayor frecuencia en la anorexia nerviosa). Estos pacientes pueden: evitar mirarse, vestirse o desvestirse en la oscuridad, usar ropas anchas sin forma, evitar espejos y, en casos más extremos, no bañarse jamás y ducharse con ropa. El tratamiento de esta alteración requeriría la exposición o, dicho en términos cognitivos, el “actuar en contra de su esquema disfuncional”.


D) Entrenamiento en resolución de problemas (D´Zurilla y Goldfried, 1971). Se siguen las pautas estándar con sus 6 etapas:

1) identificar el problema tan pronto como sea posible
2) especificar y definir adecuadamente cuál es el problema
3) considerar todas las alternativas posibles
4) elegir la mejor solución tras evaluar las diferentes opciones
5) ponerla en práctica
6) revisar todo el proceso para evaluar su idoneidad y determinar en qué podría mejorarse. 

Esta técnica se utiliza como ayuda para que el paciente pueda manejar dificultades que, de otra forma, podrían resultar en un atracón. Se pide al paciente que practique éste método de solución de problemas a la menor oportunidad y que lo anote en el registro diario de alimentación. Cuando surja cualquier problema anota en su registro diario reflejando al dorso cada una de las etapas de solución de problemas, que lleva a cabo para resolverlo.

Según Fairburn, en la gran mayoría de casos, la etapa 2ª produce una consolidación de las ganancias obtenidas en la 1ª fase del tratamiento. Los atracones, se vuelven infrecuentes o cesan por completo, mientras que los pensamientos y las actitudes problemáticas hacia el peso y la figura se vuelven menos prominentes.

El progreso hay que juzgarlo globalmente. Es posible que el paciente mejore en sus conductas, pero continúe con sus creencias problemáticas. En este caso, según el punto de vista cognitivo, se mantiene el trastorno por lo que lo más probable es que se trate sólo de una mejoría transitoria.

3ª ETAPA

Consta de 3 entrevistas, una cada 15 días. Su objetivo es asegurar que el progreso se mantenga después de la terapia. 

Fairburn aconseja que a los pacientes que aún tengan algún síntoma, que son la mayoría, y que se preocupen por la finalización del tratamiento, se les explique que lo más usual es que continúen mejorando después de acabar la terapia. 

En esta etapa final, hay que comprobar si las expectativas de los pacientes son realistas. Muchos, esperan no volver a comer en exceso, ni vomitar, ni usar laxantes nunca más. Estas expectativas han de revisarse porque les haría más vulnerables a reaccionar catastróficamente a cualquier pequeña recaída. Se les ayuda a ver que es más útil permitirse a sí mismos el pasarse con la comida en alguna ocasión, sin verlo como algo negativo. 

Durante este estadio final de tratamiento, se les pide que consideren qué ingredientes tera­péuticos les han sido más útiles. También se les ayuda a preparar un plan por escrito para afrontar ocasiones futuras cuando sientan que su alimentación está empezando a ser un problema. 

Se les recuerdan los riesgos de hacer dieta. Pueden caer en la tentación de volver a hacerla en alguna ocasión, por ejemplo después de tener un hijo, siendo esto bastante arriesgado. Fairburn aconseja que no vuelvan a hacer dieta a menos que haya un sobrepeso objetivo o que existan razones médicas para ello.